Dismenorrea: Causas, Síntomas y Tratamiento

Dra. Escudero Turpín

El dolor menstrual, que es médicamente conocido como dismenorrea, es una de las afecciones ginecológicas más comunes en mujeres en edad reproductiva. Aunque ha llegado a ser considerado como algo «normal» o «parte de ser mujer», la realidad es que puede ser un síntoma incapacitante que afecta la calidad de vida de quien lo sufre, su rendimiento laboral o académico, e incluso las relaciones personales.

A pesar de ser muy común, muchas mujeres no buscan ayuda médica, ya sea por normalizarlo, por falta de acceso a servicios de salud o por desconocimiento de las opciones de tratamiento disponibles.

En este artículo encontrarás todo lo que debes saber acerca de la dismenorrea, analizando en profundidad desde qué es, sus tipos, sus causas, qué síntomas presenta y las mejores estrategias para manejarla, tanto con tratamientos médicos como con enfoques naturales. Además, aclararemos cuándo es necesario acudir a un especialista y responderemos las preguntas más frecuentes sobre este tema.

¿Qué es la dismenorrea?

Que Es La Dismenorrea

La dismenorrea se define como el dolor pélvico que puede ocurrir antes o durante la menstruación. Este dolor puede variar desde una molestia leve hasta un dolor intenso e incapacitante. Según estudios, entre el 50% y el 90% de las mujeres en edad reproductiva experimentan dismenorrea en algún momento de sus vidas, y alrededor del 10% al 15% sufren síntomas graves que afectan su calidad de vida.

El dolor menstrual puede estar acompañado de otros síntomas como náuseas, vómitos, dolor de cabeza, fatiga y diarrea. Aunque en muchos casos no es signo de un problema de salud grave, en algunas ocasiones puede ser un síntoma de otras condiciones como la endometriosis o la enfermedad inflamatoria pélvica.

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¿Cómo se clasifica?

Dismenorrea primaria

La dismenorrea primaria es el dolor menstrual que no está asociado a ninguna otra patología ginecológica subyacente. Esta suele comenzar en la adolescencia, poco después de la menarquia (primera menstruación), y tiende a mejorar con la edad o después de pasar por un embarazo. Los síntomas comunes de esta clase de dismenorrea son cólicos intensos en la parte baja del abdomen, dolor de espalda, náuseas, mareos y fatiga.

Dismenorrea secundaria

A diferencia de la dismenorrea primaria, la dismenorrea secundaria está relacionada con trastornos ginecológicos. Suele aparecer más tarde en la vida y el dolor tiende a empeorar con el tiempo.

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Causas y factores de riesgo

La dismenorrea puede tener múltiples orígenes, dependiendo de si es primaria o secundaria.

En el caso de la dismenorrea primaria, se suele producir debido a factores como el exceso de prostaglandinas, que son sustancias químicas, producidas en el endometrio, y que provocan contracciones uterinas intensas para expulsar el tejido menstrual. Cuando hay niveles elevados, las contracciones son más fuertes, reduciendo el flujo sanguíneo y generando dolor.

Puede ocurrir debido a tener el cuello uterino estrecho (estenosis cervical), pues en algunas mujeres, cuando el cuello del útero es más cerrado, se dificulta la salida de la sangre menstrual y aumenta la presión intrauterina.

Además, hay factores hormonales implicados, como un desequilibrio entre los estrógenos y la progesterona, que puede empeorar los cólicos.

Por otro lado, las causas de la dismenorrea secundaria son otras condiciones subyacentes, como la endometriosis, que es el crecimiento de tejido endometrial fuera del útero, que sangra durante la menstruación, causando inflamación y dolor, o la adenomiosis, que sucede cuando el endometrio invade la capa muscular del útero, provocando menstruaciones muy dolorosas y abundantes.

También puede ser causada debido a la presencia de miomas uterinos, que son tumores benignos que distorsionan la cavidad uterina y aumentan el dolor menstrual, debido a la enfermedad inflamatoria pélvica (EIP), una infección crónica que causa adherencias y dolor pélvico, o al uso de dispositivos intrauterinos (DIU) de cobre, que pueden aumentar los cólicos en los primeros meses de uso.

Los factores de riesgo más comunes son el haber tenido una edad temprana en la primera menstruación, cuando la menarquia ocurre antes de los 11 años; si se tienen ciclos menstruales irregulares o muy abundantes, o cuando hay antecedentes familiares.

Otros factores externos que aumentan el riesgo de dismenorrea son el tabaquismo, pues el cigarrillo reduce el flujo sanguíneo uterino, el llevar una vida sedentaria, pues la falta de ejercicio empeora la circulación pélvica, el sufrir altos niveles de estrés y ansiedad, que aumentan la percepción del dolor, y la obesidad, pues el exceso de grasa corporal altera el equilibrio hormonal.

Síntomas

Los síntomas de la dismenorrea varían según su gravedad.

  • Los síntomas físicos incluyen dolor en el bajo vientre, del tipo cólico, punzante o constante, que puede irradiarse a la espalda baja y muslos; náuseas y vómitos que se producen debido a la liberación de prostaglandinas que afectan el tracto digestivo, diarrea o estreñimiento que se pueden producir debido a la estimulación que hacen las contracciones uterinas; dolor de cabeza o migraña menstrual, que están relacionados con cambios hormonales, y fatiga y mareos debido a la pérdida de sangre y la inflamación.
  • Los síntomas emocionales suelen incluir irritabilidad, ansiedad o depresión premenstrual y dificultad para concentrarse.
  • Algunos síntomas son específicos de la dismenorrea secundaria, como el dolor durante las relaciones sexuales (llamado dispareunia), el sangrado entre periodos (metrorragia) y un flujo vaginal anormal que se da en casos de infección.

Evaluación y diagnóstico

Para determinar si el dolor menstrual es primario o secundario, el ginecólogo sigue un protocolo de evaluación.

En primer lugar, se realiza una revisión del historial clínico detallado, considerando la edad de inicio del dolor, el patrón del ciclo menstrual, los antecedentes de infecciones ginecológicas y el uso de métodos anticonceptivos.

Luego, se realiza un examen físico y pélvico que incluye la palpación del útero y ovarios para detectar masas o sensibilidad anormal.

Además, se pueden necesitar pruebas complementarias como una ecografía transvaginal para identificar quistes, miomas o adenomiosis, análisis de sangre para descartar anemia y marcadores inflamatorios, resonancias magnéticas (RM) cuando hay sospecha de endometriosis profunda, o una laparoscopia diagnóstica, que es útil cuando hay sospecha de endometriosis o de adherencias pélvicas.

Diferencia entre dismenorrea y amenorrea

Mientras que la dismenorrea es un término que se refiere al dolor menstrual, la amenorrea se refiere a la ausencia de la menstruación. La amenorrea puede ser primaria, que es cuando una mujer nunca ha menstruado, o secundaria, que es cuando la menstruación desaparece después de haber sido regular. Ambas condiciones son anormales y requieren evaluación médica, pero sus causas y tratamientos son distintos.

¿Qué tratamiento es bueno para la dismenorrea?

Medicamentos

Pueden usarse antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) como ibuprofeno o naproxeno, que reducen las prostaglandinas, o pueden recetarse anticonceptivos hormonales como pastillas, parches o DIU hormonal, que disminuyen el dolor al regular el ciclo.

Terapias alternativas

Puede usarse la fisioterapia, que ayuda con ejercicios pélvicos y la aplicación de calor local. En algunos casos, la acupuntura también puede ayudar a aliviar el dolor.

Cirugía

En casos de dismenorrea secundaria, se puede recurrir a la laparoscopia para tratar la endometriosis o los quistes. En casos extremos, y como última opción, se puede recurrir a las histerectomía.

Tratamiento Bueno Para La Dismenorrea

¿Cómo eliminar la dismenorrea de forma natural?

Cambios en la dieta

Se recomienda consumir alimentos antiinflamatorios, que contengan omega-3, como el salmón, las nueces, o las semillas de chía. El jengibre ayuda al reducir las prostaglandinas inflamatorias, y la cúrcuma tiene un potente efecto analgésico.

Se debe evitar el consumo de azúcar, pues aumenta la inflamación, de cafeína, pues empeora los espasmos uterinos, y de alcohol, pues puede deshidratar y agravar los cólicos.

Terapias de calor y relajación

Usar una bolsa de agua caliente en el vientre ayuda a relajar los músculos uterinos. Los baños tibios con sales de Epsom pueden ser útiles, pues el magnesio reduce los calambres. El yoga y la meditación pueden ayudar a disminuir el estrés y mejoran la circulación.

Suplementos y hierbas medicinales

El magnesio ayuda a relajar la musculatura uterina, el aceite de onagra regula las hormonas y reduce la inflamación, y las infusiones de manzanilla, canela o menta pueden aliviar los espasmos.

¿Cuándo acudir al ginecólogo?

Es crucial buscar atención médica si es que el dolor no mejora con analgésicos comunes, si es que hay un sangrado excesivo (por ejemplo, si se debe cambiar la toalla o tampón a cada hora, si el dolor persiste incluso después del periodo menstrual, o si aparecen síntomas nuevos como fiebre, o flujo vaginal con mal olor, que puede ser signo de infección. Puede además haber infertilidad asociada, que se relaciona a sospechas de endometriosis o síndrome ovario poliquísitco (SOP).

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Preguntas frecuentes (FAQs)

¿Es normal tener dismenorrea?

Sí, es común, pero si el dolor es muy intenso, debe evaluarse.

¿Se puede prevenir la dismenorrea?

Sí, mantener un estilo de vida saludable, una dieta antiinflamatoria y controlar el estrés puede ayudar.

¿Qué alimentos empeoran el dolor menstrual?

Los lácteos, el azúcar y la comida procesada pueden aumentar la inflamación.

¿Puedo quedar embarazada si tengo dismenorrea?

Sí, a menos que la causa sea un trastorno que afecte la fertilidad.

¿Cuáles son las complicaciones de la dismenorrea?

En casos graves, puede afectar la calidad de vida debido a la intensidad del dolor y, si es secundaria, puede indicar problemas de fertilidad.

Conclusión

La dismenorrea es una condición frecuente que, aunque en muchos casos es manejable, puede ser señal de problemas de salud más serios. Un diagnóstico adecuado y un tratamiento personalizado son clave para mejorar la calidad de vida. Por eso, si el dolor menstrual interfiere con tu rutina, no dudes en buscar ayuda médica.

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